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Cristina Saldaña
Todo se reduce a contar buenas historias. Para mí, no hay nada más natural que ordenar palabras una detrás de otra de forma melódica para que, como espejos estratégicamente colocados, reflejen lo que ocurre en el mundo. Así lo aprendí del periodismo, llamando, preguntando y poniéndome en la piel de otros para captar en el texto de un reportaje o en una fotografía a las personas tras una noticia. En un momento frenético, donde un post o un tweet tiene caracteres limitados, sencillamente no es que cada frase cuente, sino que lo hace cada letra.
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